Indígenas zulianos al Festival Internacional de cine de Berlín

Yesenia Rincón Castellano / Maracaibo
miércoles 04 de febrero de 2015 10:03 AM
Maracaibo / Yesenia Rincón Castellano
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Lo que comenzó como un aprendizaje del arte de la fotografía para los indígenas del caserío de Kassusain, en el pie de monte de la Sierra de Perijá, Zulia, se convirtió en la poderosa herramienta de la denuncia a través de la gran pantalla, cuyo eco de resistencia llega ahora al Festival de Cine de Berlín, Alemania.

Tatushi (abuelo en wayuunaiki) es el nombre que los wayuu de ese poblado dieron al cortometraje que se exhibirá esta semana en el espacio Native de la Berlinale, festival catalogado por la Federación Internacional de Asociaciones de productores de Cine como uno de los tres más importantes en el mundo junto al de Cannes y al de Venecia.

Así lo subrayó David Hernández Palmar, wayuu, realizador, investigador y curador de la Muestra Internacional de Cine Indígena de Venezuela, Miciv, quien participa como asesor de ese espacio del festival, dedicado a los indígenas, donde hay una selección de 12 largometrajes y seis cortometrajes.

“Todo esto se ha logrado porque en su edición 65, la Berlinale quiso ampliar el espectro de su espacio dedicado al cine indígena que comenzó hace dos años, y ahora hacen un énfasis en Latinoamérica, porque en años anteriores ya estaban otros países de América”, contó con satisfacción Palmar, quien añadió: “Este logro, tanto de Tatushi, como del Miciv, obedece a un trabajo colectivo por visibilizar las narrativas indígenas, una narrativa que no cae en preciosismo sino que apuesta a contar las tradiciones y luchas de los pueblos ancestrales. En esa labor se suma activamente Yanilú Ojeda, productora de la Muestra de Cine Indígena y Leiqui Uriana en la dirección”.

En cuanto a Tatushi, Palmar resaltó que se realizó sin director, ni guionista, sino que está escrita, dirigida y producida en colectivo por varias comunidades indígenas que hacen parte de la Organización Indígena Wayúu Maikiraalasalii, rompiendo así con todos los cánones impuestos para la realización cinematográfica y a su vez reafirmando la capacidad narrativa y la existencia del lenguaje cinematográfico indígena.

En el Tatushi es resultado de una serie de talleres ofrecidos en la zona, aportados por el Centro de Producción Audiovisual y Radial San Jacinto (Cpar), según lo reseñó Javier León, uno de los miembros fundadores y facilitadores del Cpar, proyecto del que también surgió el Colectivo Enjambre, nombre con el que se agrupan los profesionales que dan formación en las comunidades.


Jorge Montiel, uno de los coordinadores de Tatushi puntualiza esta historia que hoy escribimos: “Ese filme lo hacemos para compartir, con quienes piensan que un mundo mejor es posible, la experiencia educativa, productiva y cultural desde una práctica autogestionada y sostenible que la Organización Indígena Wayúu Maikiraalasalii construye cotidianamente para consolidar el tejido social de los pueblos”.